El pasaporte
Joaquina Pires-O’Brien
La etimología de la palabra ‘pasaporte’, una combinación de las palabras ‘pase’ y ‘puerto’, da la idea del papel original del pasaporte, una autorización para la entrada de un navío en un puerto. Aunque el pasaporte o ‘pase-porte’ haya surgido más o menos a partir de 1500, eso no significa que antes de eso los navíos podían atracar donde bien entendiesen. Las antiguas civilizaciones del Oriente Medio tenían registros de control de embarcaciones desde que la escritura fue inventada hace cerca de tres mil años.
En Europa, el pasaporte evolucionó en tres fases. En la primera fase, evolucionó de una autorización de atracar navíos a una autorización para tránsito de cargas. En la segunda fase, se volvió un documento de presentación, protección y facilitación de personas, aunque de uso bastante restringido. Sólo en una tercera fase, que empezó al final del siglo XVII, el pasaporte se volvió un documento accesible al público común, el cual servía no sólo para identificar al portador como siendo un ciudadano de determinado país, sino también para garantizar la salida y reentrada segura en un país. Al mismo tiempo en que eso acontecía, los gobiernos creaban autoridades civiles y militares específicamente para verificar los pasaportes de los viajantes.
Los salvoconductos
El registro histórico muestra que las autorizaciones específicas para personas también existen hace más de tres mil años. En Europa, el pasaporte fue antecedido por los salvoconductos, ‘sauf-conduit’ o ‘laissez-passer’, usados para garantizar que un emisario de determinado país entrase en otro país con un fin específico. Un ejemplo era el de los embajadores, que no residían en el país extranjero, pero eran enviados a fin de ejecutar alguna misión diplomática. Otro ejemplo era el de los mensajeros de un país enemigo, a quien era dado un salvoconducto a fin de negociar la cesación de hostilidades. El sistema feudal empleó el salvoconducto para los campesinos, que precisaban el mismo para salir de la propiedad de sus señores. Los peregrinos religiosos que viajaban a determinado lugar también eran obligados a portar un documento de salvoconducto. Una evidencia del requerimiento del salvoconducto es el viaje clandestino de un grupo de puritanos ingleses a Holanda, en 1608, en un navío holandés atracado entre Grimsby y Hull. Tal grupo entró en la historia cuando regresó a Inglaterra en 1620 a fin de embarcar en el navío Mayflower que los llevaría a la Nueva Inglaterra, llegando el 9 de noviembre.
En Gran Bretaña, existen diversos registros de que Isabel I (1533-1603) estaba acostumbrada a recibir pedidos de pasaporte. Un embajador de España en Gran Bretaña que iba a dejar el país le pidió a Isabel I que le concediese, como regalo de despedida, pasaportes para Flandes para todos los monjes, padres y monjas católicos, los cuales habían perdido sus funciones después de que Enrique VIII rompió con la Iglesia Católica. En 1559, cuando el inglés James Hamilton llegó a Inglaterra después de haber huido de una prisión francesa, los franceses pidieron que el mismo fuese extraditado, pero Isabel I le emitió un pasaporte con nombre falso y lo mandó a Escocia en una misión para crear revueltas. Isabel I usaba su poder para dar o negar pasaportes a su voluntad. Ella se negó a emitir un pasaporte a María, la Reina de los Escoceses, que se encontraba en Francia en ocasión del fallecimiento de su madre, María de Guise, que gobernaba Escocia como regente. Al recibir el rechazo, María decidió embarcar directamente hacia Escocia, comenzando así la cadena de embates con Isabel I que culminó con su ejecución en la Torre de Londres.
Según lo encima mostrado, desde la era Tudor, Gran Bretaña ya tenía un sistema de pasaportes para personas. Con todo, en ese sistema, los pasaportes aun eran documentos raros que requerían la autorización del soberano o de un alto dignatario de la corte. Situaciones parecidas ocurrían en toda Europa, donde la evolución del pasaporte finalmente se completó al final del siglo XVII. Entre tanto, cada país tenía un sistema diferente de emisión y control de pasaportes. El requerimiento de un pasaporte para viajar de un país a otro también necesitaba una visa del país de destino, otra burocracia que también variaba de país a país.
En Inglaterra, el sistema de emisión de pasaportes era altamente burocrático, pero el control de pasaportes era bastante liberal. Para recibir un pasaporte inglés, el solicitante precisaba conocer personalmente al Secretario de Asuntos Extranjeros, o conocer alguien que lo conociese, o tener una recomendación de un banco de buena reputación. Sin embargo, los visitantes extranjeros podían viajar dentro del país sin tener que presentar sus pasaportes en todas las ciudades que visitasen.
En Francia ocurría lo contrario de Inglaterra. La emisión de pasaportes era liberal, pero el control de pasaportes era altamente burocratizado. Cuando un viajante desembarcaba en un puerto cualquiera de Francia, presentaba su pasaporte el cual era mandado a París y el viajante recibía un sustituto. Al llegar a la capital, el visitante era entonces obligado a comparecer a una comisaría de policía (préfecture de police) para que su pasaporte original recibiese visas para las próximas ciudades a ser visitadas. En cada ciudad, la administración de los hoteles era obligada a presentar los pasaportes de sus huéspedes a la comisaría de policía local para ser verificados y anotados.
Primeros pasaportes
Los primeros pasaportes consistían de una declaración en una sola hoja de papel, sin ninguna descripción de la apariencia del portador. El requirente del pasaporte no era obligado a ser un ciudadano del país emisor del pasaporte. Era una práctica común que los consulados de Francia y de Bélgica emitiesen pasaportes para ciudadanos británicos. Estos optaban por pasaportes franceses y belgas porque eran más baratos y más fácil de obtener que los pasaportes ingleses. Por ejemplo, cuando en 1846 los poetas ingleses Robert Browning e Isabel Barrett Browning huyeron para casarse, probablemente dejaron el país usando un pasaporte francés. Los primeros pasaportes ingleses destinados al público común ni siquiera daban el nombre del portador, afirmando sólo que éste se trataba de un ciudadano inglés.
En Gran Bretaña, el enorme aumento de la demanda por pasaportes llevó el gobierno a aumentar la relación de personas que podían dar recomendaciones a requirentes de pasaportes; ésta pasó a incluir alcaldes, jueces de comarca y jueces de paz. En la época, el precio de un pasaporte británico era seis chelines (30 centavos), independientemente de cuantas personas constasen en el pasaporte.
En el siglo XVII, cada una de las 13 colonias británicas de la Nueva Inglaterra emitía sus propios pasaportes, los cuales servían sólo para viajes internos. Un individuo asentado en Virginia que desease visitar otra colonia precisaba un pasaporte de ese tipo, y uno de los requisitos para obtenerlo era colocar proclamas del viaje intencionado en la puerta de la iglesia local durante dos semanas, a fin de probar que no tenía deudas. Ese sistema permaneció hasta la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. En Nueva Inglaterra, quien quisiese viajar afuera del país precisaba un pasaporte común que era emitido en Inglaterra y enviado a América por medio de instrucciones de los Lords Comisarios del Almirantazgo (Lords Commissioners of the Admiralty), miembros del alto comando de la Marina Real británica.
Al final de la Guerra de la Independencia, los Estados Unidos de América pasaron la emitir sus propios pasaportes. Benjamín Franklin (1730-90), que era el representante de los Estados Unidos en Francia, aprovechó el sistema francés de pasaportes a fin de crear el sistema americano. Él mismo imprimió, en una imprenta en su propia casa, algunos de los primeros pasaportes americanos. A pesar de que los Estados Unidos ya eran un Estado federativo reconocido, sus estados continuaron a emitir sus propios ‘pasaportes departamentales’. En 1856, los Estados Unidos aprobaron una ley señalando el Departamento de Estado como la autoridad única para emitir pasaportes. Los pasaportes americanos, que hasta entonces eran emitidos gratuitamente, pasaron a ser cobrados. La tasa de emisión de pasaporte era de un dólar ($1).
El pasaporte moderno
El fin de la costumbre de que un país emitiese pasaportes para ciudadanos de otros países dio origen al pasaporte moderno. Fue preciso un incidente internacional para que eso aconteciese. Tal incidente fue un atentado con bombas en 1858, en París, cuando un terrorista italiano, que había entrado en Francia con un pasaporte inglés obtenido a nombre de otra persona, intentó asesinar al Emperador Napoleón III. Como resultado de ese incidente, Francia anunció que no iba a proveer más pasaportes a los ciudadanos ingleses. Inglaterra, a su vez, fue obligada a perfeccionar su mecanismo de emisión de pasaportes.
La era de los viajes
La presión social que forzó a los países de Europa a crear un sistema de rutina de emitir pasaportes en el siglo XVIII fue la Revolución Industrial. Aunque la Revolución Industrial haya ocurrido simultáneamente en diversos países de Europa, fue en Inglaterra que la transformación de los medios de producción ocurrió con mayor vigor y eficacia. En Inglaterra, la industrialización generó dos nuevas clases, la de los trabajadores de las industrias y la clase media de los propietarios de las industrias. El surgimiento de una clase media con aspiraciones de viajar, y con poder adquisitivo para ello, creó una nueva industria: la del turismo.
La invención de las locomotoras a vapor, en 1804, eventualmente llevó a la creación de vías férreas, las cuales aceleraron el proceso industrial y la nueva industria del turismo. La primera vía férrea en Inglaterra, establecida en 1825, ligaba las minas de carbón de Durham a la costa. Las vías férreas pasaron a ser usadas también como transporte público. El transporte ferroviario para personas y cargas se extendió por Europa, Estados Unidos y por el resto del mundo. El transporte marítimo también se transformó con la invención de los navíos a vapor.
Una de las dificultades que los viajantes tenían que enfrentar era el cumplimiento de los diferentes requisitos de las centenas de principados y decenas de ciudades estado libres de Europa, cada cual con grados diferentes de liberalidad.
El pasaporte: ¿sugestión o prescripción?
El número de personas que viajaban de un país a otro dentro de Europa creció vertiginosamente con el desarrollo de los transportes ferroviario y fluvial. Viajar se volvió algo banal y tal banalidad hizo que diversos países relajasen el control de entradas y salidas. El escritor austríaco Stefan Zweig (1881-1942) escribió, en 1941, que no precisó pasaportes cuando viajó a la India y los Estados Unidos en 1915, y que, hasta entonces, él nunca había visto un pasaporte.
Los países más liberales pasaron a tratar el pasaporte como una prescripción informal, permitiendo que las personas de buena apariencia cruzasen sus fronteras sin ser molestadas. En otros países entre tanto, como Bulgaria, Rumania, Rusia y Turquía, el pasaporte era tomado bastante en serio.
El relajado control de entradas y salidas cesó después del comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, cuando pasaportes u otros documentos ‘temporales’ de viajes pasaron a ser empleados rutinariamente. En Europa, el control de las fronteras aumentó en las hidrovías, ferrovías y carreteras.
El escritor Elias Canetti cuenta las dificultades que él y su madre tuvieron al cruzar fronteras durante un viaje que hicieron de Viena a Bulgaria en el verano de 1915, principalmente en los países balcánicos. Su madre, cuyo nombre de soltera era Mathilde Arditti, había tenido un pasaporte italiano cuando niña, pero, en el viaje en cuestión, tanto ella como su hijo, entonces con diez años de edad, tenían pasaportes turcos. Sabiendo de la falta de alimentos en Viena, la madre de Canetti había llenado un baúl con verduras deshidratadas para llevar de vuelta. En la estación de Predeal, en Rumania, a los oficiales aduaneros no le gustaron los pasaportes turcos y resolvieron inspeccionar el equipaje, y, para ello, tiraron todo el contenido del baúl en la plataforma mientras se reían. El acto fue claramente un abuso de autoridad, pues los pasajeros se encontraban sólo en tránsito. El vapor dio la señal de que estaba por partir, y, para no perderlo, la madre de Canetti fue obligada a abandonar todo.
Pasaporte con Foto
Aunque la fotografía haya sido inventada al comienzo del siglo XIX, sólo en 1915 Gran Bretaña introdujo un nuevo modelo de pasaporte dotado de espacio para la foto del portador. En 1917, los Estados Unidos también introdujeron un nuevo formato de pasaporte con espacio para la foto. Después de que las fotos fueron introducidas en los pasaportes, éstas podían variar. La pose formal para pasaporte sólo sería introducida posteriormente.
Aviación Civil Internacional (ICAO)
Después que la guerra terminó, la recién creada Liga de las Naciones se reunió en 1920, específicamente para debatir la cuestión del pasaporte y hacer recomendaciones sobre su emisión. La Organización de las Naciones Unidas, que, en 1946, sustituyó a la Liga de las Naciones, creó ese mismo año la organización de Aviación Civil Internacional (ICAO), que asumió el mandato sobre las normas internacionales de pasaportes. La ICAO también elaboró las normas internacionales para los pasaportes biométricos, que son clasificados como ‘documentos de viaje de lectura mecánica (DVLM). Debido a la facilidad introducida por la tecnología, el costo de renovación de pasaportes disminuyó bastante. La tendencia esperada es que tal economía sea pasada a los que solicitan la renovación de sus pasaportes, como ya lo hacen los Estados Unidos.
Costo y duración del pasaporte
La emisión de pasaportes es un servicio, por lo tanto es natural que los países cobren por el mismo. Según ya vimos, el pueblo americano reclamó cuando el gobierno resolvió cobrar un dólar por la emisión de pasaportes a partir de 1856. Hoy cuesta $110. Los científicos políticos llaman de ‘rentas’ el dinero que el gobierno recauda por medio de impuestos directos o indirectos. Muchos gobiernos usan el pasaporte como un generador de rentas, cobrando un precio encima del que deberían. Una evidencia de esa práctica es la discrepancia en las tasas cobradas entre los diversos países, según es mostrado en la Tabla 1, abajo.
Tabla 1. Comparación del costo y duración de pasaportes de adultos alrededor del mundo (Valores aproximados en 2016, para pasaportes obtenidos en el propio país).
Costo en otras monedas | Costo en US$ | Duración en Años | |
Sudáfrica | £35
(precio cobrado en el consulado en Londres) |
$50 | 5 |
Argentina | $(ARG) 550 | $36 | 10 |
Australia | AUD 127 / 254 | $95 / $189 | 5 / 10 |
Brasil | R$257 nuevo / renovación
R$334 c/urgencia R$514 renovación s/presentación del antiguo |
$68
$89 $137 |
10 |
Canadá | CAD 120 / 160 | $90 / $120 | 5 / 10 |
España | €35 | $39 | 5 / 10 |
Estados Unidos | USD 110 nuevo
USD 30 renovación |
$110
$30 |
10 |
Francia | €85 | $94 | 5/10 |
Italia | €116 | $128 | 10 |
Polonia | PLN 140 | $36 | 10 |
Reino Unido | £72,50 | $103 | 10 |
Suecia | SEK 350 | $41 | 5 |
Pasaporte y nacionalidad
El pasaporte común moderno es un símbolo de nacionalidad y una prueba de la afiliación a una determinada sociedad. Eso no significa que, antes de su existencia, no hubiese otras maneras de establecer la ciudadanía. En todos los países donde la ciudadanía viene acompañada de ciertos derechos, siempre hubo maneras de separar a los ciudadanos de los demás. Desde la época clásica de la Grecia y del Imperio Romano hasta las modernas naciones de Occidente, la migración de individuos de un país a otro siempre ocurrió, pero los migrantes tienen un status inferior a aquel de los ciudadanos plenos. La excepción a esa norma es la migración hostil o conquista, con la cual los conquistadores pasan a ser la nueva élite después de desalojar a la élite anterior.
No todos los pasaportes son garantías de nacionalidad. La antigua Liga de las Naciones hizo provisiones para que personas ‘sin estado’ obtengan documentos de emergencia de viajes y pasaportes. Tales provisiones pasaron a ser de la alzada de las Naciones Unidas que, en 28 de marzo de 1959, en Ginebra, organizó una Convención para la reducción de la condición de apátrida, la cual fue concluida en Nueva York, el 30 de agosto de 1961. La condición de apátrida le impide a las personas obtener acceso a los derechos humanos básicos. Se estima que haya más de 10 millones de personas ‘sin estado’ en todo el mundo, siendo que, sólo en Europa el número estimado es de 600 mil.
Existen dos principios aceptados de comprobación de nacionalidad: jus soli y jus sanguinis. En el principio jus soli, la nacionalidad es basada en el lugar del nacimiento, y en el principio jus sanguinis la nacionalidad es basada en la parentalidad. Hoy en día, la mayor parte de los países adopta una mezcla de esos dos principios, no dando o negando la nacionalidad sólo porque alguien nació en un país. Existen muchas situaciones que llevan a un individuo a quedar ‘sin estado’, pero la causa más común son brechas en la legislación de nacionalidad, incluyendo la discriminación de las mujeres, cuando son impedidas de transmitir la nacionalidad. Otro motivo ocurre cuando las personas se mudan a otro país en el cual no califican para la naturalización y, al mismo tiempo, no consiguen cumplir eventuales exigencias burocráticas del país de origen. Un tercer motivo se da cuando los países retiran la nacionalidad de sus ciudadanos.
Existen también circunstancias especiales en que un individuo, a pesar de ser ciudadano de algún país, se encuentra en una situación en que no consigue obtener un pasaporte de su país. En 1914, cuando Gran Bretaña había declarado la guerra a Alemania, el consulado de los Estados Unidos en Alemania concedió pasaportes de emergencia a ciudadanos británicos que se encontraban en ese país.
El pasaporte como instrumento de represión o coacción
El objetivo del pasaporte es facilitar un viaje internacional. Entre tanto, tal objetivo suele ser olvidado cuando un determinado país usa el pasaporte para mostrar poder, perseguir enemigos o coaccionar a los ciudadanos a cualquier cosa no ligada al viaje.
En 1837, en Fiume, actual Rijeka, Croacia, cuando el vicecónsul inglés fue a averiguar la situación de un ciudadano inglés acusado de viajar con pasaporte falso, quedó conmocionado al encontrarlo preso y engrillado. Al examinar el pasaporte del acusado, el vicecónsul constató que era genuino. El pasaporte había sido impreso durante el reinado de William IV, pero, debido a su muerte súbita, el nombre impreso del soberano fue tachado y, encima del mismo, grabado el nombre de la nueva soberana, la reina Victoria. La explicación del vicecónsul no bastó para los celosos funcionarios de la inmigración de Fiume, los cuales señalaron dos discrepancias más en el pasaporte, la descripción de la persona como teniente coronel y gentleman, al mismo tiempo, y, también, el título de Reverendo. El vicecónsul explicó que, en Inglaterra el hecho de que una persona sea un oficial del ejército no impide que sea también un gentleman. Y, respecto al título de Reverendo, explicó que el mismo se había ordenado por la Iglesia Anglicana, en la cual no hay impedimento para el casamiento de sacerdotes.
El incidente en Fiume tuvo un factor mitigante en el atraso de la civilización del país. Al comienzo del siglo XIX, Francia usó el pasaporte como instrumento de represión sin ningún factor mitigante. El ministro de la policía de Napoleón, José Fouché (1763-1820), quedó conocido por la inflexibilidad, próxima al fanatismo, en el ejercicio de su función. Cuando Madame de Stael, hija del ex ministro de finanzas de Luís XVI se volvió un desafecto de Napoleón debido a sus opiniones políticas, Napoleón no sólo la prohibió de París como también coaccionó a Polonia a no sellar su pasaporte, lo que le impidió permanecer unos días en ese país según había planeado, durante un viaje a Rusia. Dificultades con relación a la obtención de pasaportes también fueron impuestas a sus familiares y amigos.
Aun en el siglo XX, el pasaporte continuó sirviendo como instrumento de represión y coacción. Cuba, en la década de 1970, emitió pasaportes que permitían que los ciudadanos dejasen el país, pero no permitían que retornasen. La reciente apertura política de Cuba aun es un signo de interrogación en relación a la libertad de entrar y salir del país.
Estados Unidos, por medio de su Departamento de Estado, revocó el pasaporte de Edward Snowden, debido al hecho de haber colocado en internet documentos secretos do país. Hay diversos casos semejantes, en los que pasaportes fueron revocados por razones de seguridad nacional. Para el profesor Patrick Weil, tal revocación viola el derecho de un ciudadano de tener un pasaporte para confirmar su identidad legal en el extranjero, un derecho protegido por la Enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos.
Conclusión
El pasaporte moderno es un símbolo de nacionalidad y una prueba de la afiliación a una determinada sociedad y, por esa razón, merece el respeto de todos. El Estado, como gestor de la sociedad, debe encarar el pasaporte por su objetivo mayor de facilitar viajes internacionales.
Referências
Canetti, E. (1979). The Tonge Set Free. New York: Granta Books, 1999.
Lloyd, M. (2003).The Passport. The history of man’s most travelled document. Canterbury: Queen Anne’s Fan, revised editon, 2008.
Weil, P. Citizenship, Passports, and the Legal Identity of Americans: Edward Snowden and Others Have a case in Courts. 123 Yale L. J. F. 565 (2013-2014). Disponible en: <http://yalelawjournal.org/forum/citizenship-passports-and-the-legal-identity-of-americans>.
Zweig, S. (1941). Journaux, 1912-1940. Traduit par S. Niémetz. Belfond, Paris, 1986. ISBN: 2-7144-1959-3.
Nota
El presente artículo fue extraído del libro El hombre razonable y otros ensayos (2016) de Joaquina Pires O’Brien. Traducción de Ricardo Pérez Banega. ISBN e-book 978-84-9956345-1-0. – Disponible en Amazon, en español y portugués.